domingo, 2 de agosto de 2009

Rebelión en la Granja o como Orwell está vigente en la Venezuela de 2009


Escrita en 1945, esta satírica novela de George Orwell trata sobre un grupo de animales en una granja que expulsa a los humanos y crea un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en una tiranía brutal. Cualquier parecido con una realidad criolla es una coincidencia insólita y poco creíble. ¡Wao!
Al principio, la granja es más próspera incluso que cuando el señor Jones (cambiar Jones por Acción Democrática) la administraba, pero con el paso del tiempo, los cerdos (oficialistas), que se habían autoerigido como líderes por ser más inteligentes, empiezan a abusar de su poder y manipulan los mandamientos en su favor.

Dos de estos cerdos, Snowball (Diosdedo) y Napoleón (El Presi), se muestran como los líderes, pero empiezan a mostrar diferencias que acaban cuando Napoleón lanza a los perros contra Snowball, que huye de la granja (cualquier país comprado de América Latina).
A partir de ese momento Napoleón se erige como único líder, y mantiene a todos los animales bajo su dictadura, mediante la amenaza de los perros (la oposición o gente que piensa diferente), y poco a poco los cerdos acabarán adoptando todos los defectos del hombre, por los cuales un día iniciaron la revolución.

A lo largo de la novela, se efectúan ciertos cambios en los Siete Mandamientos (Asamblea Nacional) , que "justifican" las medidas que toma Napoleón:

  • Ningún animal dormirá en una cama
    Ningún animal dormirá en una cama con sábanas,
  • Ningún animal beberá alcohol
  • Ningún animal beberá alcohol en exceso
  • Ningún animal matará a otro animal
  • Ningún animal matará a otro animal sin motivo.
Sucesivamente van desapareciendo hasta que el único mandamiento que queda escrito es el séptimo, convenientemente modificado:

Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.
¡Luisa Ortega cree que se la está comiendo!

1 comentario:

  1. Todo este tiempo creo que he ofendido a los animales y me arrepiento, Dios, como me arrepiento.
    Creo que los militares de Chavez son, aliento de dragón del más grande lagarto del mundo, el Komodo (por el billete que le dan) tan sólo con abrir el hocico te asesina, bien sea del fastido de lo que dice o del mal aliento con el que cuenta, es un arrastrado y feo como si tu suegra tuviese la cara del papá del presidente (El señor Colmillo), coño, que bestia tan fea, con razón ha hecho tanto daño, Orwell le falto ese detalle, los cerdos que conozco son limpios y saben sabroso.

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